Pocas razas existen en el mundo más unidas a una institución que el caballo lipizzano.
En el Blog de Pavo hablaremos de los caballos lipizzanos y de su vinculación con la Escuela Española de Equitación de Viena para que conozcas a este caballo “casi mágico”.
La Escuela Española de Equitación de Viena está reconocida como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad por la UNESCO, lo que nos habla de la importancia de la institución.
La Escuela es la parte más visible y mediática, pero hay otros dos pilares fundamentales: la ganadería de Piber y el centro de entrenamiento de Heldenberg en la Baja Austria, donde, además, los sementales pasan las vacaciones de verano y dos o tres descansos adicionales.
Los Jinetes de la Escuela
Los años de formación de un jinete no solo le darán a conocer la disciplina ecuestre de Alta Escuela, sino que se formarán como mozos de cuadra cualificados, incluyendo trabajos de establo y cuidados del caballo. Solo los más aptos pueden acceder a continuar su formación como estudiantes. Durante su preparación, además de un largo periodo montando sin estribos, reciben a su cargo un semental joven, al que entrenarán para ser presentado ante el público cumpliendo una serie de requisitos. En ese momento, el estudiante adquiere el grado de Jinete. Sí, Jinete con mayúscula. Para ser Jefe de Jinetes, además de éxitos como Jinete habrán de tener experiencia como profesores.
Los sementales seleccionados
Los sementales comienzan su entrenamiento a los 4 años, edad en la que son trasladados de Piber a Heldenberg.
Primero trabajan al caballo pie a tierra, para luego montarlo lo más natural posible y, más tarde, continuar con trabajos de perfeccionando del equilibrio.
Jinetes de la Escuela de Viena permitiendo pastar a sus lipizzanos en el parque
Cuando entran al entrenamiento en Alta Escuela, alcanzan la perfección. El semental aprende piaffe, passage, piruetas al galope, cambios al tranco... Los ejercicios de salto de escuela como la elevada, la corbeta o la cabriola solo se piden a los sementales más talentosos.
Cuando los sementales terminan su formación ya no se venden, y permanecen de por vida en la Escuela. Posteriormente, cuando se jubilan vuelven a la ganadería de Piber, donde nacieron.
La ganadería de lipizzanos en Piber
Esta yeguada tiene la experiencia acumulada de 400 años en la cría y selección del caballo lipizzano mediante un sistema que evalúa la morfología y la funcionalidad. Solo los mejores potros pasan a ser entrenados en Alta Escuela en Viena y tras su formación regresan a Piber como sementales reproductores. Pero, que los sementales de la Escuela sean los más famosos no significa que la base de la cría no sean las yeguas.
Unos 40 potros nacen cada año en esta ganadería. Pasan 6 meses con su madre y después se integran en su manada de machos o de hembras. Pasan tres veranos pastando en los Alpes, donde las montañas fortalecen sus tendones y todo su aparato locomotor.
Tras su estancia adolescente en manada, los mejores pasan a su entrenamiento en Heldenberg o a la escuela de Viena.
Los sementales jubilados regresan a Piber para disfrutar de su merecido descanso.
La raza lipizzana o lipizzaner
La raza, aunque mundialmente conocida por la Escuela de Viena, tiene su origen en Lipica, en la actual Eslovenia, limitando con Italia donde se le denomina como Lipizza, y de ahí el nombre Lipizzano.
El archiduque Carlos II funda esta ganadería en 1580 para producir caballos para las ceremonias en la corte austríaca. Se compran sementales españoles como fundadores y, posteriormente, se añaden sementales refinadores italianos, alemanes y daneses, todos ellos con sangre también española. Cuando los sementales españoles originarios desaparecen, entra sangre oriental.
La raza ha tomado mucha fama entre la gente no experta por ser un caballo especial o casi mágico al “nacer negro y volverse blanco”, atribuyéndose esta característica a la raza, aunque todos sabemos que esto ocurre, en mayor o menor grado, en todos los caballos tordos.
Lo que no todo el mundo sabe es que hay lipizzanos castaños, muy pocos, pero La Escuela tiene la tradición de tener siempre alguno, ya que dicen: “traen buena suerte”.
Los lipizzanos tienen un cuerpo compacto, pero desarrollan movimientos elegantes. Su carácter se marca por su afán de aprender, su coraje, su dureza y su resistencia. La cabeza, bien formada, es subconvexa o convexa. Tiene el cuello alto, portado con orgullo y nobleza. La espalda musculada, que se extiende hasta los poderosos cuartos traseros. Sus formas redondeadas lo clasifican como un caballo de estilo barroco. También posee una cola bien colocada, espesa con pelo fino.
Su capa blanca a la edad adulta se convirtió en una característica dominante de la raza en el transcurso del siglo XIX.
Fuente: https://www.srs.at/, página oficial de la Escuela Española de Equitación de Viena.
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